La Navidad tiene muchas formas de poderse celebrar. En este caso es, adelanto de lo que vendrá la noche del 24. Pero también tienen su enjundia las fechas precedentes. El acento lo ponemos en el encuentro que siempre es numeroso y ruidoso; de compartir alegría y convivencia; saludos y buenos deseos.
Hicimos de villanos; es decir de pueblo que canta sus canciones (vi-llan-ci-cos) al Niño Dios. Lo hicimos con fe, con intenciones y peticiones desde el interior de cada uno.
Terminada la primera parte, vamos a la segunda más material con mesa servida con lo típico de estas fechas. Se nota que nos vamos alegrando y que nuestras chácharas tienen las soluciones que ignoran los políticos: escuchar, sintonizar y respetar… lo que requiere mucha sabiduría.
La queimada ya tiene nombre oficial “Dómine cabra” con aprobación unánime. La concurrencia ya estaba ilustrada sobre dicho nombre y no hubo un solo voto en contra. Desfilamos, nos reímos y bebimos el rico y calentito licor.
Terminamos recibiendo los calendarios de María Auxiliadora y la tarjeta de felicitación navideña. Deseándonos unas felices fiestas y un año nuevo lleno de salud y buenas obras, nos despedimos hasta el próximo encuentro. F. Pintor